Este año celebramos 15 años de Festival de Sopas con música de fondo: la de los combos de la Escuela de Blues, la de los artistas de circo y la que llevamos todas dentro, para vivir y para convivir.
La música, como la sopa, nos devuelve a la infancia y a la adolescencia, nos trae buenos recuerdos, nos calienta el alma. Como la sopa, la música nos evoca nuestra propia historia a la vez que nos conecta con toda la historia de la humanidad.
Conectar aquello personal con aquello universal es quizás la única manera de no sentirnos sólo y no tener miedo.